Científicos del Departamento de Salud Pública de California han
encontrado una nueva variante de toxina botulínica tan letal, que han
decidido ocultar su secuencia genética hasta que sean capaces de
encontrar un antídoto. Es la primera vez que se toma una decisión
semejante, pero no es para menos.
Hasta ahora se conocían siete variantes de toxina botúlinica, todas ellas producidas por la bacteria Clostridium botulinum, y agente responsable de la intoxicación conocida como Botulismo.
Lo que los investigadores han encontrado es una octava variedad de
toxina. Aparte de ser la primera nueva variante que aparece en 40 años,
su potencia es tal que 2.000 millonésimas partes de un gramo (lo que se
conoce como nanogramo) en sangre bastan para matar a un adulto.
Trece nanogramos inhalados bastarían también para producir la muerte, aunque este extremo es más difícil de lograr porque la Clostridium es una bacteria anaerobia. Sólo se desarrolla en medios sin oxígeno.
Sea como
sea, la peligrosidad de la sustancia ha llevado a sus descubridores a
mantener en secreto su cadena de ADN hasta que se encuentre un suero
proteínico que funcione. Hasta ahora, ninguno de los sueros antitóxicos
que funcionan contra las siete variantes conocidas sirven para combatir
esta octava.
Por otra
parte, no es la primera vez que se intenta utilizar la toxina botulínica
como arma. La secta japonesa Aum Shinrikyo ya trató de atentar con ella
en los años 90, y mantener la secuencia de esta nueva variante es una
buena precaución para que no pueda ser sintetizada con malos fines..
La toxina
botulinica tipo H queda pues a buen recaudo hasta que se encuentre el
correspondiente antídoto. La parte más curiosa es que este agente letal
fue encontrado en el pañal de un bebé aquejado de Botulismo. Los recién
nacidos son víctimas habituales de esta toxina ya que sus sistemas
digestivos aún no están dotados de la flora intestinal capaz de inhibir
el crecimiento de la bacteria Clostridium.
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