Ningún mamífero ha demostrado producir bioluminiscencia (al menos de forma clásica, sustrato+enzima base ,como ocurre con las luciérnagas y muchos habitantes de las profundidades marinas) y los
humanos no son ninguna excepción. Sin embargo, un árticulo de PLoS UN muestra que el cuerpo humano realmente desprende una luz tenue muy
leve, aunque en una milésima de la luminosidad que el ojo puede percibir.
Los investigadores
usaron una cámara especial congelada para capturar esta supuesta emisión llamada biofotón ultradébil. En los participantes del estudio, el brillo aumentaba en el transcurso del día y alcanzaba su punto máximo por la tarde, implicando que nuestra cuasi-bioluminiscencia puede estar vinculada al ritmo circadiano, el ciclo de 24 horas de actividad biológica de nuestros cuerpos.
usaron una cámara especial congelada para capturar esta supuesta emisión llamada biofotón ultradébil. En los participantes del estudio, el brillo aumentaba en el transcurso del día y alcanzaba su punto máximo por la tarde, implicando que nuestra cuasi-bioluminiscencia puede estar vinculada al ritmo circadiano, el ciclo de 24 horas de actividad biológica de nuestros cuerpos.
Este brillo enigmático no
está relacionado a otros reflujos y flujos conocidos, como la
temperatura del cuerpo, que aumenta durante la noche. Tampoco se puede
explicar por temperaturas superficiales de la piel, los indicadores de
mayor temperatura se observaron en los hombros y en la zona del cuello cuello de los
participantes aunque sus caras brillaran más, según el artículo.
Sus autores creen que esta luminiscencia humana se origina con la producción de
radicales libres, o moléculas enérgicas, de acciones metabólicas
normales. Aunque nuestra "propia luz" no juegue ningún papel
perceptible en nuestra vida cotidiana, quizás ahora el modismo a cerca
de “ser radiante" podría adquirir un sentido más literal.
por C.N.P. adaptado por Fox Cepin.
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