Siempre que tenemos pensado salir de viaje o proyectamos comer fuera de casa, se nos presenta el mismo dilema, ¿Qué me llevo en la mochila? Pues imaginaos si vas a estar fuera de casa 3 meses, y encima siendo el peso determinante, cuanto menos mejor.
Pues ese es el desafío se les presentaba a los primeros cosmonautas, ya desde los inicios de la era espacial. Para ser exactos, en agosto de 1961 el cosmonauta soviético Gherman Stepanovich Titov realizó el primer
vuelo tripulado al espacio exterior, en la cápsula Vostok 2. Este vuelo inicial tuvo una duración de 25 horas y 18 minutos y durante este tiempo, la alimentación de Titov consistió en el contenido de tres tubos semejantes a los de las pasta de dientes, que contenían: uno, puré de vegetales; otro, paté de hígado; y
el tercero zumo de frutas.
Por otra parte, un año después John Glenn, en el tercer lanzamiento del proyecto Mercury , se convirtió en el primer estadounidense que experimentó la sensación de ingravidez al ingerir alimentos: una salsa de manzana (compota).4 Los fisiólogos tenían ciertas dudas acerca de la posibilidad de tragar en un ambiente sin gravedad. Pero no pasó de las dudas, poder se puede.
Y bueno, vamos al meollo del asunto, ¿Qué comen los astronautas?
Pues de todo, si si, como lees, olvídate de pastillas super nutritivas, y liofilizados de extracto de solomillo a la parrilla, los astronautas comen de todo.
Si bien hay que decir que hay algunas cosas que no pueden comer, y que dentro de lo que cabe siempre se intenta que sean cosas que no supongan mucho peso o sean problemáticas para su almacenamiento.
Hasta 1973, fecha en que entraba en funcionamiento el SkyLab (primera estación espacial estadounidense) los alimentos eran frios, almacenados de una u otra forma, pero no se cocinaban. En el Sky Lab tenían por primera vez nevera y horno.
Las misiones de los programas Apolo, para sus largas estancias usaron por primera vez los recipientes termoestabilizados, o incluso en el Apolo 8 se introdujeron los cubiertos. Hasta entonces la comida que disfrutaban los astronautas eran unos procesados que se almacenaban en latas o en bolsas especiales y se comían frías, muchas de ellas eran liofilizadas que se debían de hidratar con el agua que se obtenía por ejemplo, de las pilas de combustible, o del sistema de reciclado de agua.
Con las nuevas instalaciones y con la frecuencia de envíos de material a la Estación Espacial Internacional, las comidas se han normalizado bastante, para el bien de la salud mental de los habitantes de la estación.
Y es que además de los cambios fisiológicos que pude generar la comida, debemos añadir los psicológicos. Se ha visto que la comida es un factor muy importante en el estado de ánimo de los astronautas.
Las dietas de los astronautas tienen ciertas peculiaridades, suelen ser mas saladas de lo normal, puesto que en órbita el sentido del gusto se ve algo afectado, y también deben ser pobre en hidratos de carbono, y ricas en proteínas y grasas, para así evitar gases, puesto que en órbita son de difícil expulsión. También son ricas en calcio, para prevenir la descalcificación de los huesos. Si una dieta normal de calcio ronda los 1000 miligramos/día de calcio, para un astronauta la dosis es 1200. También se bajan los niveles de ingesta de hierro casi a la mitad.
Dicho todo ésto, no queremos quitar ni un ápice de ilusión a los que entraron a leer este artículo buscando alimentos súper especiales o tecnologías punta en ingeniería de alimentos, las hay, pero no son la gran parte de la dieta del astronauta. Lo que si es verdad, que llenarte un vaso de café en órbita tiene su miga.
Os dejo con un par de animaciones para que sigáis descubriendo más.
fuente animaciones, consumaseguridad.com
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