Hasta aquí algo normal: habían logrado dar con una forma científica y precisa de producir placer sexual a un ratón sin necesidad de que hubiera algún tipo de actividad física que lo produjera. Lo impresionante fue cuando a los ratones se les permitía elegir entre comer y recibir el estímulo: preferían recibir placer y morir de hambre.
Saltamos en el tiempo para dirigirinos al año 2008 cuando Mortel L. Kringelbach y su equipo de investigadores presentaron un artículo académico titulado como “Translational principles of deep brain stimulation”. Un trabajo en que se estimulaba la corteza orbitofrontal de un paciente para estimular la zona del cerebro donde se encuentra el placer sexual o el de comer.
En palabras de Kringelbach, en diez años podríamos tener implantes cerebrales que nos permitan tener placer sexual sin necesidad de tener relaciones o recurrir a otras técnicas de estimulación. Suena bien, un chip instalado en nuestro cerebro que nos permite gozar en cualquier momento y con solo pulsar un botón. Fácil y sencillo.
Sin embargo, este tipo de tecnología entraña muchos problemas y dudas por resolver. Resulta imposible no acordarse de un experimento del año 1986 donde a una mujer se le implementó un chip parecido en el cerebro para poder auto estimularse al momento de forma sencilla y directa.
Los resultados obtenidos de este estudio demostraron que los hábitos del sujeto cambiaron hasta el punto de que prefería estar todo el día dándose placer a realizar otras actividades del día a día. Eso sí, sirvió para cumplir el objetivo principal de esta investigación: aliviar el dolor postoperatorio que sufría la paciente. A continuación un fragmento del trabajo y algunas de las conclusiones as las que llegaron:
Al poco de introducir el electrodo nVPL, el paciente notó que la estimulación también producía sensaciones eróticas. Esta respuesta placentera fue en aumento por una estimulación continua al 75% de la amplitud máxima, aumentando frecuentemente por pequeñas dosis a máxima amplitud. Aunque se producía una excitación sexual, no se producían orgasmos durante el estudio al incrementar la intensidad de la estimulación. A pesar de varios episodios de taquicardias paroxiales atriales y el desarrollo de comportamiento adversos y síntomas neurológicos durante las situaciones de máxima estimulación, desarrollándose un uso compulsivo del sistema desarrollado.¿Por qué la utilización de esta tecnología puede ser problemática? Muy sencillo: nuestra naturaleza. A veces olvidamos que nuestro cuerpo está diseñado de una forma en particular y que ciertos aspectos como, por ejemplo, limitar el placer sexual a momentos muy determinados (el coito). ¿Estamos preparados para poder tener placer sexual de forma tan inmediata, precisa y satisfactoria? Vistos los resultados de este estudio, queda claro que no es sencillo.
El estudio de 1986 nos enseña que puede ser problemático para una persona volver a un ritmo normal de vida tras probarlo de forma intensiva. Probablemente dentro de unos años estos chips sean una realidad pero no serán tan fáciles de comprar como otros dispositivos tecnológicos que usamos a diarios. Quizá su uso, como vimos en 2008, se limite a circunstancias muy puntuales como por ejemplo tratar a pacientes con dolores de todo tipo. Aún así, Kringelbach no pierde la esperanza y cree que dentro de poco estarán disponibles. Ya lo veremos.
por J.C. Gonzalez
Hace unos años parecería algo imposible, pero en la actualidad es una realidad. Ya existen los vibradores con control remoto que hacen que nuestra pareja disfrute no solo en nuestra presencia sino a mucho kilómetros, abriendo así un amplio abanico de posibilidades.
ResponderEliminarEl placer alivia el dolor eso está claro y por lo tanto continuamente están apareciendo nuevo dispositivos que nos proporcionen placer solos o junto a nuestra pareja. En el presente cada vez hay mas controles remotos que nos proporcionan ese placer. Además se va innovando para que la distancia no sea un problema.
ResponderEliminarEl placer del orgasmo puede ofrecer alivio temporal para el dolor debido a la liberación de endorfinas y la distracción sensorial, siendo una respuesta natural y beneficiosa del cuerpo.
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